Tus manos deben doler con el roce y deben ser fugas de fuego rozando las ventanas de mis ojos, debe ser tu cuerpo un inmenso cielo que lo dice todo que lo sabe todo y debe ser tu soledad tan innombrable como es tu angustia, y como eran para mi tus historias hace mucho tiempo; Ahora que te quiero, la cosa es distinta, me parece que puedo armar el rompecabezas y hacer los bocetos de tu cara con ojos cerrados me parece que no hay prisas, más que la prisa de amarte sin prisa, de hecho. 26 julio 12:38 am
(o diario de una vida intensa)