Cerati me recuerda demasiado a México. Nunca sé exactamente por qué, pero cuando lo escucho, ahí llegan a mi cabeza Adriana, Emilio, Icauhtli, Sesán, el Chino. Algunos de ellos ni se conocen entre sí, pero compartíamos ese gusto por su música, entre otras cosas.
Siempre había mucho que hablar de él, siempre se llegaba a otra dimensión con su música, siempre sus letras estaban a otro nivel, siempre existía esa complicidad, esa sensualidad, esa poesía ese universo. Cerati siempre ha estado entre los primeros de mi lista de 'grandes ídolos', en alguna ocasión era mi modelo con su forma de escribir. Sus canciones son como una escuela, cada vez que las escucho aprendo algo nuevo, descubro un elemento distinto.
Pude verlo en concierto la última vez que vino a República Dominicana, fue en Casa España, lo recuerdo bien, por poco me quedo otra vez sin verlo, pero gracias al cariño de mi amiga Jeannette, que me regaló la taquilla el mismo día de su presentación, pude disfrutarlo. Me dije "cumplí un sueño, ya lo vi en vivo".
La tarde de hoy, 4 de septiembre de 2014, está gris, lluviosa, y mis ojos y mi pecho se llenaron de tristeza cuando lo supe. Aunque hace cuatro años estaba dormido, me quedaba una ligera esperanza de que volviera a regalarnos su sonrisa, su voz, su vida, pero hoy, finalmente descansó.
Debo confesar que estoy triste, que se me hizo un nudo en la garganta y tengo las lágrimas al borde de los ojos. Siempre recordaré que existió este día, donde la realidad nos pegó duro, donde tuvimos que decir "murió Cerati".
Cerati también me hace pensar en Priscila, a Reny, a Héctor Then, a mi Luis Reynaldo... y ahora les acompaño en su dolor, porque sé lo que esto significa para ellos.
Buen viaje, Cerati... de verdad gracias por tan buena música y tan buenos recuerdos.
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