
Tuya la mañana, amor
la madrugada invisible
el frío tedioso
la luna llena y amarilla...
tuya esta noche, con todos sus tormentos
mi estrés en la espalda
las voces que no debieron llegar, pero estuvieron.
Tuya mi sonrisa, a pesar del fuego
mis ganas de amarte
mi urgencia de echarte de menos
a pesar de que estás siempre.
Tuyo es mi silencio
-aunque nunca me callo-
y mis manos frágiles
mis días con prisa
los cafés que aprendimos
el insomnio de tu vida
la casa llena de nosotros
los sueños que nos despiertan
el baúl de besos en tu nombre
y aún así, tuyo lo que perturba,
los miedos irremediables:
mi agonía de pensar en perderte
mi oculto deseo de hacerte eterno.
12 de marzo 2009
Deidamia R. Galán
*Foto bajada de Google.
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