
Si no escribo, señor, es porque me asusta la vida en estos días, me asusta llorar, es más, se me está haciendo imposible. De repente siento el ardor en los ojos, pero ya ni siquiera en la garganta hay un nudo ahorcándome el alma; sin embargo, estoy tan pero tan sensible, quizás más que nunca, y el que no escriba no se debe a que no sienta, no quiere decir que no viva, no quiere decir que conocer artistas y estas fotos que usted llama propaganda signifiquen más para mi que mi último amor, que las lágrimas que le sufrí, que el frío que siento en el cuerpo casi todas las noches, no significa que a veces no me envuelva en todo lo posible para evadir esta depresión y para evitar caerme.
A lo mejor busco evadir, de todas las formas posibles, la inmensa soledad y más que soledad, el doloroso proceso de dejar la piel, de emprender el camino sin regreso de la madurez, del aprendizaje, de la nueva yo, de la que se está conociendo, de la que está entendiendo muchas cosas, de la que a veces se siente cansada de esperar y esperar, de la que a sus casi 28 aún no entiende mucho del amor ni de los hombres, y claro, tampoco de la vida.
Al mismo tiempo estar viviendo cosas que esperaba hace todo el tiempo del mundo y no poder disfrutarlo con el mismo entusiasmo que pensé que pasaría, simplemente porque ahora mi vida está en una etapa mucho más profunda o reflexiva.
Es muy difícil levantarse, es muy difícil estar cada día luchando con mi propio fantasma, y no poder ni siquiera llorar, ni querer contarle a nadie lo que me pasa, porque me pasa que ya no quiero decir mis cosas, ni siquiera me gusta mucho estar rodeada de gente, a veces ya no tolero mucho a la gente.
Pensar en lo que siento y escribirlo es a veces más doloroso, prefiero esconderme un poco, darme un poco de permiso, sólo eso.
Comments
Estás viviendo un momento de tu vida que a casi todos nos ha tocado, el encontrarnos en las cosas y sobre todo en uno mismo, perseguir los sueños, identificarse con la soledad sin tener que ser su esclava, luchar por lo que amamos...
Quien no se ha detenido a pensar, ¿como saldré de esta batalla?, pero no debe importar cuantas medallas recibirás si lo logras, lo importante es lo que estás haciendo ahora, reflexionando sobre ello. Hay que pelear hasta el final, no estas sola, nunca lo vas a estar.
No importa tener que pasar noches en desvelos, en lágrimas, con miedo... Esos son los momentos que nos hacen ser mejores, que nos hacen crecer.
Un abrazo,
Y.N.