Pensé de repente que mi cama tenía hormigas, así que ayer cambié las sábanas y despolvé toda la habitación, por si acaso. Luego cuando vi que también estando en el gimnasio sentía lo mismo creí que podía tratarse de una alergia por el calor o el sudor; pero me empecé a preocupar cuando hasta en el trabajo me seguían picando los brazos y las piernas, y hoy en el gimnasio hablando con alguien me enteré que se trata supuestamente de una plaga u oleada de mosquitos que anda azotando la capital. Normalmente yo no soy sensible a las picaduras de ningún insecto, ni ando llevando repelentes a los campos o playas, siempre me jacto de que a mi los mosquitos no me hacen nada. Pero debe ser muy fuerte el asunto: tengo la espalda roja de ronchas y así mismo las piernas y los brazos. Y no veo a nadie fumigando, ni diciendo nada acerca de este posible brote! Voy a investigar de qué se trata y, si realmente es una plaga no entiendo el por qué no se ha empezado a hacer algo al respecto. Espero no quedarme sin sangre en el camino.
:-p
Por otro lado, hoy visité una escuela en el sector de Alma Rosa, en la parte oriental de la ciudad de Santo Domingo, para asuntos de la revista. Me explico. Nosotras queremos que la revista llegue gratuitamente a niños y niñas de las escuelas públicas, gestionándolo a través de empresas patrocinadoras, así que he estado visitando algunas escuelas en estas semanas, con el fin de recopilar algunos datos de matrículas y todo eso. Resulta que hoy salí de esa escuela con un sentimiento de impotencia y vergüenza que me ha dejado pensando todo el resto de la tarde, al ver el estado tan extremadamente precario de la misma, que ni siquiera está en un barrio de mala muerte, sino en una zona de nivel medio económicamente hablando.
Cuando le expliqué el proyecto de la revista, la directora me dio algunas sugerencias y se mostró muy esperanzada con el mismo, además se desahogó conmigo contándome la poca ayuda que reciben del estado y lo desencantada que ella está cada día por lo difícil que se hace echar adelante un centro educativo, sin recursos económicos. Yo no sabía cómo se manejaban estas cosas, pero según ella me contó, el gobierno sólo les da libros de texto, paga –malamente- a los profesores, y está a cargo de cubrir la renta de la escuela, si ese fuere el caso. Pero no le dan un presupuesto mensual o anual para resolver otros asuntos de igual importancia, como la infraestructura o los recursos necesarios para que puedan asimilarse las enseñanzas lo mejor posible. Me cuenta que pagan teléfono, señora de limpieza, y la ampliación que están haciendo a la escuela, gracias a la ayuda de algunos padres o de la comunidad y que, para colmo, los dueños del local donde está ubicada la escuela tienen dos años sin recibir su pago correspondiente por parte del Estado. Con tristeza me dijo que reciben, paradójicamente, más ayuda del sector privado y de personas particulares, que de las instituciones con quienes realmente deberían contar.
Es increíble! Quizás peco de ingenua por conocer o asombrarme de estas cosas ahora, pero no había sentido de cerca la gravedad del asunto. Yo vi el lugar, es limpio, acogedor, se nota que dan el todo por el todo por sacarlo adelante; pero hay aulas sin piso, con paredes sin empañetar, ni siquiera la máquina de escribir les funciona, y ni pensar en un computador u otras cuestiones.
Así no podremos avanzar, no entiendo dónde están las prioridades de mi país. Que se construyan nuevas escuelas, que lo anuncien en todos los periódicos, que digan que hicieron una escuela en tal pueblo, que compraron 20 computadoras, etc, etc, NO ES NADA! No es suficiente. El asunto es grave, es urgente: es la educación, es una de los proyectos número UNO que debe tener en cuenta el gobierno, es el proyecto número uno que debemos tener como nación. Realmente me preocupa y me duele.
Por otro lado, hoy visité una escuela en el sector de Alma Rosa, en la parte oriental de la ciudad de Santo Domingo, para asuntos de la revista. Me explico. Nosotras queremos que la revista llegue gratuitamente a niños y niñas de las escuelas públicas, gestionándolo a través de empresas patrocinadoras, así que he estado visitando algunas escuelas en estas semanas, con el fin de recopilar algunos datos de matrículas y todo eso. Resulta que hoy salí de esa escuela con un sentimiento de impotencia y vergüenza que me ha dejado pensando todo el resto de la tarde, al ver el estado tan extremadamente precario de la misma, que ni siquiera está en un barrio de mala muerte, sino en una zona de nivel medio económicamente hablando.
Cuando le expliqué el proyecto de la revista, la directora me dio algunas sugerencias y se mostró muy esperanzada con el mismo, además se desahogó conmigo contándome la poca ayuda que reciben del estado y lo desencantada que ella está cada día por lo difícil que se hace echar adelante un centro educativo, sin recursos económicos. Yo no sabía cómo se manejaban estas cosas, pero según ella me contó, el gobierno sólo les da libros de texto, paga –malamente- a los profesores, y está a cargo de cubrir la renta de la escuela, si ese fuere el caso. Pero no le dan un presupuesto mensual o anual para resolver otros asuntos de igual importancia, como la infraestructura o los recursos necesarios para que puedan asimilarse las enseñanzas lo mejor posible. Me cuenta que pagan teléfono, señora de limpieza, y la ampliación que están haciendo a la escuela, gracias a la ayuda de algunos padres o de la comunidad y que, para colmo, los dueños del local donde está ubicada la escuela tienen dos años sin recibir su pago correspondiente por parte del Estado. Con tristeza me dijo que reciben, paradójicamente, más ayuda del sector privado y de personas particulares, que de las instituciones con quienes realmente deberían contar.
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Así no podremos avanzar, no entiendo dónde están las prioridades de mi país. Que se construyan nuevas escuelas, que lo anuncien en todos los periódicos, que digan que hicieron una escuela en tal pueblo, que compraron 20 computadoras, etc, etc, NO ES NADA! No es suficiente. El asunto es grave, es urgente: es la educación, es una de los proyectos número UNO que debe tener en cuenta el gobierno, es el proyecto número uno que debemos tener como nación. Realmente me preocupa y me duele.
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